La cultura del esfuerzo generoso, desconocido, de las mulleres del mar llevó en el año 2020 a la Asociación de Mulleres Salgadas a crear el Premio Muller Salgada, de carácter anual, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Mujer.
Este reconocimiento pretende ser un merecido homenaje a las mujeres del mar, anónimas, desconocidas por el público en general, que desde su labor sacrificada, solidaria, positiva, han contribuido de manera innegable al desarrollo y progreso de las profesiones del mar, haciendo avanzar las condiciones laborales, económicas y sociales del sector pesquero.
¡Ya tenemos el Premio Muller Salgada 2024! Este año las galardonadas son las trabajadoras de la Cofradía de Rianxo:
• Amelia Caamaño Otero, bióloga
• Mónica Méndez Somoza, secretaria
• Rocío Rodríguez Sabugueiro, administrativa
• Ana Belén Fernández Divos, administrativa
Con la entrega de este premio, queremos reconocer la gran labor que desempeñan las mujeres en las cofradías. Secretarias, biólogas, administrativas, lonjeras, etc. Son figuras imprescindibles sin las cuales una cofradía no podría funcionar y que acostumbran a permanecer en la sombra.
Mulleres Salgadas quiere hacer un reconocimiento público y poner en valor su contribución al resto de la cadena. Sabemos que también para ellas está siendo un año complicado y que apenas reciben atención.
Por eso, este premio que recogen Amelia, Mónica, Rocío y Ana Belén, es para todas y cada una de vosotras.
¡Gracias, compañeras!
Una vida de amor a la ribera
Obdulia Piñeiro Nogueira, ‘Dula’, nació en el año 1967 en la parroquia de San Miguel de Deiro, en Vilanova de Arousa. Lleva más de 34 años trabajando como mariscadora. Pertenece a la cofradía de la Pastoriza de Vilanova.
Este año 2023 recibirá el premio Muller Salgada, como reconocimiento a su evolución dentro de la asociación, a su entrega y pasión, su talante colaborador, su carácter siempre abierto a echar una mano, y las ganas de contribuir con su esfuerzo para mejorar la vida y las condiciones de trabajo de las mariscadoras. Desde Mulleres Salgadas fuimos testigos de su crecimiento y empoderamiento, superando su carácter tímido.
En las pasadas elecciones a las cofradías, decidió dar un paso adelante y presentarse a patrona mayor, a pesar de las dificultades y las resistencias que encontró.
Dula recuerda que sus primeros recuerdos en el marisqueo están unidos a su abuela. Con ella bajaba a la ribera a ‘pañar’, como hacían las familias con menos recursos de la zona. “Las mujeres más pobres eran a las que iban a la ribera, porque así siempre asegurabas que habría algo de comer”, recuerda hoy.
De joven trabajó en una fábrica de pescado, como empacadora y cortadora. Pero al ser madre, con 21 años, atender a la familia y el empleo en la fábrica suponía mucho esfuerzo. Fue entonces cuando alguien le sugirió apuntarse a la ribera.
“Los inicios fueron malos; había ya poco marisco por la sobreexplotación y la falta de control. Yo, además, era novata y tampoco sabía bien como ‘pañar’. He ido bastantes días para casa sin recoger nada. Y si no cogías, no ganabas”.
Era un tiempo en el que aún no se había completado el proceso de regularización del marisqueo en Galicia. Por tanto, fueron momentos de precariedad laboral y conflictividad. “Se pagaba muy poco y la mayoría de la gente no cotizaba. Había una discriminación enorme hacia las mujeres mariscadoras, porque nuestro trabajo se consideraba un complemento, no un empleo más. Además de ir a mariscar, las mujeres se encargaban de la casa, de la huerta, de los animales, del cuidado de la familia y de los mayores… Nuestro trabajo no se valoraba, y aun hoy yo creo que no se valora socialmente como es debido. Hay muchos problemas por resolver”.
Salir día a día a la ribera deja huella en el cuerpo. Dula destaca que, habitualmente, alrededor de una cuarta parte de las personas que pertenecen a la agrupación de mariscadoras están de baja. A La recogida del marisco hay que sumar las horas que pasan sembrando, limpiando la basura o vigilando para evitar el furtivismo.
La libertad del marisqueo
Pero, a cambio, ella y muchas de sus compañeras valoran la libertad que ofrece el marisqueo. Y, además, es un lugar en el que Dula es feliz. “El mar es mi vida. Me encanta ir a trabajar, y también pasear por la arena y ver todas las especies distintas que tenemos aquí. O cuando hace temporal, por ejemplo, adoro ir hasta la Lanzada a ver las olas y sentir el viento. Me gusta hablar con la gente, porque este es un lugar donde todo el mundo es abierto”.
También valora la solidaridad que predomina en la agrupación. Nos ayudamos unas a las otras y eso es muy gratificante. Muchas somos compañeras desde hace muchos años y al final haces grandes amistades, porque compartes mucho tiempo en común: vas para la ribera, luego a la lonja, después tomas un café antes de volver para casa.
La poesía, otra gran afición
Desde hace años, Dula tiene otra pasión: la poesía. Todo comenzó tras el fallecimiento de varios familiares muy próximos que estaban a su cuidado en la casa. “En aquel momento fue un vacío imposible de llenar, aunque ya tenía el nietito en casa. Y entonces decidí apuntarme a cursos, porque siempre me gustó aprender cosas nuevas, y así despejaba un poco la cabeza de la peña que tenía”.
En una de estas actividades de formación surgió la idea de escribir algo. Dula pensó, por ejemplo, “en una novela que sirviera como homenaje a todas esas mujeres que trabajaron en la ribera. Eran mujeres que nunca pudieron hacer otra cosa ni tuvieron elección y vivieron completamente discriminadas y subordinadas”.
La novela sigue en la mente, pero Dula comenzó a hacer poesía. “En Vilanova siempre hubo tradición de componer una especie de disputas dialécticas improvisadas, los burros, para hacer bromas entre los vecinos con acontecimientos que pasaban durante el año, o alguna cosa propia del lugar. Y por ahí fue cómo me animé a escribir algo”. Algunos de los poemas de Dula pueden leerse en un blog que publicó hace un tiempo, aunque compuso muchos otros.
Continúa leyendo y escribiendo para seguir componiendo y perfilando su estilo, con el mar siempre presente. Y también está aprendiendo a recitar. “La poesía se vive, no se lee; hay que saber interpretarla”, dice. También le ronda la cabeza la idea de hacer algún cuento infantil ilustrado hablando de las especies de la ría de Arousa, o compilar el nombre de los cons, las rocas y los lugares que la gente del mar utiliza como referencia en su trabajo diario. “Mientras escribo estoy ahí en mi mundo; y eso ayuda a escapar de los problemas que muchas veces aparecen”.
El futuro
El amor que Dula siente por el mar y su trabajo también hace que viva con preocupación algunos de los problemas que se afrontan en el marisqueo. “Hay muchos vertidos y mucha contaminación. El marisco no crece, apenas hay regeneración y, de vez en cuando, como este año, nos muere mucha almeja y navaja por el agua dulce que llega del río cuando llueve mucho”.
Echa de menos un mayor compromiso social y ambiental por parte de la gente que vive cerca de la costa. “Galicia es muy rica pero la estamos matando poco a poco. No se puede pensar solo en hacer dinero y producir sin pensar en el daño que hacemos contaminando el mar y la tierra”.
“Para nosotras fue una tarde inolvidable. Un acto sencillo y lleno de sincero orgullo y admiración. Aunque las imágenes no pueden transmitir toda la emoción que Rita, Carmen y Pepita nos hicieron vivir, queremos compartir esos momentos con todos vosotros”
Raquel Souto Miguens (Rianxo, 1983), Patrona Mayor de Cabo de Cruz de 2014 a 2018, fue elegida por unanimidad Muller Salgada 2021, en la primera edición de este galardón. Raquel comenzó a trabajar como mariscadora a flote en la Cofradía de Cabo de Cruz en el año 2008, siendo en la actualidad, además, patrona y armadora.
Raquel ha sido ejemplo de gestión, compañerismo y valentía, asumiendo, como Patrona Mayor, una cofradía con importantes deudas y con un furtivismo de carácter violento al que tuvo que enfrentarse en muchas ocasiones, sufriendo en primera persona amenazas y vandalismo contra sus propios bienes que no amedrentaron ni un ápice su determinación.
Constituye un modelo de futuro, de liderazgo femenino de calidad en un ámbito laboral masculino. Además, su juventud -tenía apenas 30 años cuando se puso al frente de la cofradía de Cabo de Cruz- supone un importante reclamo para un necesario relevo generacional en el mar.
La entrega del Premio tuvo lugar el 6 de marzo de 2021 en el exterior de la Cofradía de Cabo de Cruz-Boiro, de manos de la Conselleira do Mar, Dña. Rosa Quintana y con la presencia de la Secretaria Xeral de Desenvolvemento Pesquero, Dña. Susana Rodríguez.